Siempre que haces un plan, es más probable que tengas éxito: aunque debas realizar modificaciones que te ayuden a reaccionar a tiempo ante imprevistos, al planear, puedes prever algunos de ellos.
En cambio, no contar con una planeación a largo plazo te hará tomar decisiones que dependen de situaciones ajenas a tu control y estarás más a merced de la suerte y de lo que otros decidan por ti. Por ello, es importante que sepas para qué sirve la planeación.
¿Para qué sirve la planeación?
El proceso de planificación es creativo. Permite que tus pensamientos e ideas se desarrollen y que establezcas objetivos y rutas para alcanzar esos fines. Esencialmente, un plan debe facilitar el compromiso de pasar a la acción y requiere un enfoque estratégico. Un buen plan te ayudará a ser más productivo y también te permitirá embarcarte en nuevos caminos que traigan cambios significativos en tu vida.
Algunas de las principales ventajas de la planeación
Si te preguntas por qué hacer planes y para qué necesitas planificar tu vida, considera que se trata de aprovechar las ventajas de ir en una determinada dirección, pero haciéndolo de una manera flexible para adaptarte a lo inesperado. La clave es evaluar tu crecimiento progresivamente.
- Brinda claridad en el corto, mediano y largo plazo. Un plan te ayudará a pensar en lo que deseas lograr y saber lo que necesitas hacer u obtener para lograrlo. Tener claro qué pasos debes tomar reducirá las ineficiencias en el camino y te permitirá llevar a cabo acciones específicas para alcanzar tus metas a corto, mediano y largo plazo.
- Promueve una actitud positiva. Es muy fácil perder la motivación ante una situación adversa. La planificación eficaz promueve una actitud positiva y centrada, avanzando hacia una dirección particular, sin detenerse por un contratiempo.
- Otorga propósito. Planificar tu vida ayuda a sentir que las acciones tienen un propósito y que ello es ser o hacer lo que mejor vaya con la realización de tus metas. Sea lo que sea, no puedes lograrlo sin planificación.
- Obtienes motivación. Cuando no tienes metas, no sabes hacia dónde te diriges, por lo que no encontrarás una razón para moverte. Por ejemplo, si planeas tener tu propia casa para cuando cumplas 30 años, estarás motivado para trabajar y ahorrar dinero. De esta forma, planificar y establecer metas te dará el ímpetu para realizar las acciones necesarias para lograrlas. Puedes tener metas a corto, mediano y largo plazo, pero debes sentirte motivado para seguir adelante cada día.
- Puedes revisar tu progreso. Un plan eficaz tiene revisiones integradas o puntos de control para ayudarte a reflexionar sobre tu progreso. Esto te permitirá hacer los cambios necesarios, monitorear tus metas y alentarte a seguir adelante.
- Te hace responsable. Ser responsable es un ingrediente clave para el éxito. Esto se debe a que la planeación te proporciona motivación, enfoque y una razón para actuar.
- Ahorras tiempo. Es otra de las ventajas de la planeación: cuando sabes hacia dónde vas, tienes un camino definido y por lo tanto, evitas las distracciones; lo que te ahorra mucho tiempo.
- Facilita la toma de decisiones. Tomar decisiones importantes es difícil cuando no has hecho planes para tu vida. Como no tienes dirección, las opciones a las que te enfrentas marcan diferencias mínimas o insignificantes. En cambio, cuando tienes un plan, tomarás decisiones en función de tu objetivo final, pues cada elección puede afectarlo.
- Seguridad ante la incertidumbre. Si planificas bien a corto, mediano y largo plazo, puedes reducir los riesgos que enfrentas previendo situaciones inesperadas. Es por ello que las personas que hacen planes de vida y carrera tienen una mejor oportunidad de enfrentar la incertidumbre.