Consecuencias de la Quiebra de Silicon Valley Bank y Signature Bank
28 abr. 2023
En la segunda semana de Marzo 2023, Silicon Valley Bank y Signature Bank, ambos bancos americanos, quebraron ante el retiro masivo de depósitos que obligó a estos bancos a vender activos para poder hacer frente a los retiros y a reconocer pérdidas por dichas ventas que consumió el capital de estos bancos.
Pero ¿qué llevó a estos bancos a esta situación? En parte lo podemos explicar por una mala administración del riesgo de balance en estas entidades. Sin embargo, también podemos atribuirlo a las medidas macroeconómicas implementadas en la era COVID por el gobierno americano.
Por el lado monetario, hubo reducciones importantes en las tasas de interés y un incremento relevante de la masa monetaria. Por el lado fiscal, se incrementó del gasto fiscal y se envió de dinero directamente a los bolsillos de las familias americanas. Ante esta cantidad enorme de dinero inyectada a la economía, los bancos americanos pasaron de tener $13.2 billones (millones de millones) de dólares en depósitos al cierre del 2019 a tener $18.2 billones al cierre del 2021 según datos del FDIC, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos por sus siglas en inglés. Pero dada la menor actividad económica producto de la pandemia, los bancos no pudieron colocar todo este dinero en préstamos. Como consecuencia, el ratio de préstamos sobre depósitos del conjunto de bancos comerciales de Estados Unidos se redujo de 72.4% a 57.1% en ese mismo periodo. El excedente de dinero fue invertido en instrumentos financieros, como bonos del tesoro americano y bonos respaldados por hipotecas, cuando las tasas de interés se encontraban en mínimos históricos. La velocidad del incremento de tasas en Estados Unidos si tuvo un efecto importante sobre estas inversiones. Un incremento gradual de tasas de interés permite a los bancos ir absorbiendo las pérdidas por desvalorizaciones de su cartera de inversiones contra las utilidades que genera el negocio tradicional de intermediación financiera. Sin embargo, cuando el incremento es acelerado como sucedió en el 2022 con la Reserva Federal (FED) aumentando su tasa en 425 puntos base, las pérdidas por desvalorizaciones acumulan montos importantes y tienen un impacto sustancial en la rentabilidad de los bancos, obligándolos a estos a implementar prácticas contables para evitar el reconocimiento de estas pérdidas en sus estados de resultados.
La regulación bancaria más laxa que implementó el gobierno de Donald Trump permitió a los bancos con activos menores a $250 mil millones de dólares no computar estas pérdidas en sus requerimientos de capital por no ser considerados bancos sistémicamente importantes y a no formar parte de la evaluación de estrés, argumentando que estas medidas disminuirían el costo operativo de estos bancos haciéndolos más competitivos. Claramente la menor regulación a los bancos regionales no permitió la oportuna identificación de los riesgos de tasa de interés y de liquidez que terminaron ocasionando una crisis bancaria, hecho que ha sido fuertemente cuestionado tanto por el Senado como por la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Queda claro que, en adelante, habrá una mayor supervisión de los bancos regionales y locales con requerimientos de liquidez y de capital más exigentes, lo que afectará negativamente la rentabilidad de estos bancos. Una forma de contrarrestar la menor rentabilidad es aumentando el tamaño de los bancos. Hoy existen alrededor de 4,706 bancos o instituciones de ahorro en Estados Unidos, uno por cada 71,000 residentes. En Europa existe un banco por cada 85,000 personas. Al cierre del 2022, más de 400 bancos con activos en conjunto de casi $4 billones de dólares tienen pérdidas no reconocidas en sus carteras de inversiones equivalente a la mitad de su capital nivel 1, por lo que el riesgo de otras quiebras persiste. Aprovechando las menores valuaciones de estos bancos, comenzará una etapa de consolidación bancaria, de fusiones y adquisiciones entre bancos que reducirá el número existente de los mismos.
Una segunda consecuencia que estamos observando es el retiro de depósitos de bancos americanos por un valor de $563.2 mil millones de dólares en lo que va del 2023 (al 12 de abril) que muestra señales de estabilización. Los 25 bancos más grandes tuvieron una disminución del 2.3% o $251.5 mil millones de sus depósitos mientras que el resto de bancos han visto una disminución del 4.5% o $311.6 mil millones de sus depósitos en lo que va del año. Gran parte de estos depósitos han migrado a fondos de inversión monetarios que en promedio ofrecen 430pbs de más retorno respecto a la tasa promedio que pagan los depósitos en bancos americanos. Para poder retener los depósitos, los bancos han comenzado a elevar sus tasas pasivas tanto para sus cuentas de ahorro como sus cuentas a plazo que conlleva a un incremento en el costo de fondeo y una menor rentabilidad, principalmente para bancos medianos y pequeños.
Y una tercera consecuencia es la restricción crediticia. En los reportes al primer trimestre del 2023, los bancos sistémicamente importantes reportaron que no han ajustado materialmente sus estándares crediticios, sin embargo, los bancos regionales reportaron que ya han reducido sus colocaciones o que lo harán pronto debido el aumento en el costo de fondeo y requerimiento de capital que enfrentan. El Fondo Monetario Internacional estima que el impacto de la contracción de los préstamos en el crecimiento para Estados Unidos es de 0.44% de menor crecimiento para este año. Esto juega a favor de la FED que ha venido subiendo su tasa de política monetaria para tratar de enfriar la economía y controla la inflación. El efecto de esta restricción crediticia equivale a 1 o 2 subidas de 25 puntos base en la tasa de política monetaria de la FED. Por ello, el mercado está esperando sólo una subida adicional de 25pbs en su reunión del 3 de Mayo y que ahí acabe el ciclo de ajuste monetario de la FED.
Si bien se ha diluido la percepción de riesgo ocasionada por la crisis bancaria vivida en Marzo, nos estamos quedando con cicatrices que en definitiva cambian el panorama para lo que resta del 2023.
Rafael Jara, CFA
Executive Director, Fixed Income Latam
r.jara@bbva.com