Reflexiones y oportunidades para los sobrevivientes del COVID-19
3 sept. 2021
Al 22 de agosto las cifras de la Universidad de John Hopkins reportaron que en el mundo han muerto 4.44 millones de personas a causa del COVID-19 y cerca de 254 mil en México, lo que significa el 0.06% de la población mundial y 0.20% de la población del país, respectivamente. Sin embargo, las estadísticas no reflejan el impacto que se derivan de las pérdidas humanas, ni de los daños colaterales que sufren familias enteras.
Al principio parecía que sólo con medidas de higiene y de cuidado personal se podría evitar un contagio o la muerte. No obstante, aún ahora se continúa luchando por la vuelta a la normalidad y por continuar con la ardua fase de vacunación. En este momento resulta imprescindible reflexionar qué se ha aprendido de esta difícil experiencia. Los que han padecido la enfermedad o no, ya son considerados como los sobrevivientes del COVID-19.
Y como sobrevivientes de la pandemia, se debe repensar e identificar las enseñanzas y áreas de oportunidad que se presentan a lo largo de este difícil acontecimiento (que sigue vigente). El presente ha cambiado radicalmente y hay que capitalizar las experiencias ante el nuevo futuro.
Para empezar, la forma de trabajar cambió, la pandemia ha puesto a prueba la rapidez de adaptación a las adversidades. Se tuvo que empezar a trabajar a distancia desde casa y era impensable que de pronto, el reto era estar 100% en el hogar, protegiéndose y esforzándose porque la productividad de las personas y de las empresas no se vieran amenazadas. Se explotaron todas las herramientas digitales al alcance, sorpresivamente se cambió de estar en el lugar de trabajo 100% presencial al máximo porcentaje posible en remoto y en el futuro cercano los modelos híbridos de trabajo (parte presencial y parte teletrabajo) serán lo más común.
Por otra parte, se está más consciente del cambio climático y sus consecuencias. Se han multiplicado los proyectos de sostenibilidad y de gestión ambiental, haciendo énfasis en el Acuerdo de Paris, firmado en 2016. Los gobiernos de varios países están emitiendo leyes y los grupos financieros e inversionistas están financiando los proyectos en materia de mejora ambiental y energías limpias, esto a favor del planeta, seres vivos y mejoras en los ecosistemas encaminados a evitar en el futuro nuevas pandemias y desastres naturales que cada vez son más frecuentes.
A nivel individual, se ha puesto mayor atención a las necesidades de protección personal y familiar, ya que la pandemia ha demostrado que para atender ésta u otra enfermedad es imprescindible contar con seguros de vida, seguros médicos individuales o familiares, pues ante una emergencia de salud, se requieren servicios y coberturas de protección. De darse el terrible caso de la pérdida de la vida, las familias han visto en su propia experiencia o en la de otros, que se requiere capital para subsistir y para enfrentar los problemas financieros. En este sentido, los recursos económicos destinados al ahorro deben estar invertidos para no perder valor (por la inflación) e incluso buscar incrementarlos.
Por fortuna, los fondos de inversión están al alcance de todos e invertir en ellos cada vez se vuelve más fácil. Para ello, es importante identificar la tolerancia al riesgo, ya que las oportunidades de inversión son mayores en la medida en que se integren más instrumentos al portafolio. Vale la pena remarcar que otra alternativa para incrementar los recursos es invertir en bonos verdes (inversión socialmente responsable), los cuales apoyan al medioambiente. Otra forma de invertir para el largo plazo -a lo que a calidad de vida se refiere- es siendo más conscientes de las acciones personales que se pueden tomar para reducir los impactos ambientales. Todas estas oportunidades en conjunto, allanarán el camino hacia el nuevo futuro.
Elizabeth Barrera Aguilar
VP Análisis e Información- BBVA Asset Managment
e.barrera@bbva.com