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Apuntes sobre el crecimiento económico

25 oct. 2019

En el último reporte publicado sobre el panorama económico global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) disminuyó el crecimiento mundial a una tasa de 3% para el año 2019.

La razón fundamental subyace en el efecto negativo que se ha generado debido las barreras en el comercio internacional derivadas del conflicto entre EE.UU. y China, así como el incremento de las tensiones geopolíticas. El conflicto bilateral entre las dos principales naciones restará 0.8% al crecimiento económico mundial para 2020. A esto se le deben añadir los costos de los daños colaterales que han sufrido las cadenas globales de valor y los procesos de transformación que se darán para su reactivación.

Las condiciones externas comienzan a ser menos favorables para las economías emergentes y con ello resulta importante analizar las agendas gubernamentales para detectar los puntos hacía los cuales se deben redirigir los esfuerzos para impulsar la productividad y el crecimiento económico. Adicionalmente, en un contexto en el cual la competitividad global comienza a transformarse de manera acelerada, la necesidad de reformar e innovar se vuelve una constante.

Es imprescindible alinear los objetivos intertemporales para que las reformas puedan tener los efectos deseados, ya que con ello es posible romper el obstáculo de preservar el status quo en el corto plazo e impulsar la competitividad en el largo plazo.

Para el caso de México, es necesario profundizar la inmersión en las cadenas de valor con EE.UU., esto permitirá un blindaje ante políticas comerciales adversas debido a una mayor integración (i.e. a medida que se desarrollen cadenas de valor de mayor complejidad los costos de la implementación de tarifas arancelarias se incrementarán bilateralmente). Una manera de volverlo posible es mediante la inversión en infraestructura portuaria, carretera y ferroviaria; principalmente para abaratar el costo del transporte de carga pesada. Asimismo, es imprescindible elevar el nivel de complejidad económica de los productos que el país exporta.

De acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica (OCE) de la Universidad de Harvard/MIT, la complejidad económica de un país representa la intensidad de conocimiento en términos relativos sobre los bienes de exportación. En este rubro existe una gran área de oportunidad, ya que el conocimiento que México tiene actualmente en la producción de ciertos bienes, puede trasladarlo hacía otras industrias que a su vez le permitirán diversificarse y ganar competitividad. Aplicando este razonamiento, en el último reporte del OCE (disponible en http://atlas.cid.harvard.edu/) se señala que México tiene la oportunidad de volverse competitivo en las industrias metalmecánica, maquinaria pesada y aparatos médicos.

Otra propuesta consiste en aprovechar los nuevos espacios que brinda el sector servicios para promover el desarrollo e impulsar el crecimiento económico. El país debe aprovechar el flujo turístico en dos vertientes: recreativo y médico. Para ello se debe de tomar ventaja de las tecnologías de la información y comunicación para poder expandir el mercado y con ello obtener una mayor derrama económica.

Por último, se debe prestar atención e invertir en los nuevos campos de investigación a los que la ciencia está dirigiendo sus recursos, ya que serán estos sectores los que marcarán un cambio en la tendencia de crecimiento global en las próximas décadas. En un reporte conjunto de la OCDE y la Agencia Danesa de Ciencia, Tecnología e Innovación (DASTI, por sus siglas en inglés) publicado en 2016, las mayores investigaciones se están llevando a cabo en ciencias genómicas, biotecnología, neurotecnología, inteligencia artificial, blockchain, nanosatélites, almacenamiento de energía y nanomateriales.

México cuenta con una gran diversidad de talentos para dinamizar el crecimiento económico, lo único que se necesita es direccionar los reflectores. Lo mismo sucede con las inversiones personales si éstas se direccionan hacia los sectores que los especialistas tienen en la mira.
Juan A. Mendoza Perea 
Fixed Income Portfolio Manager
BBVA Asset Management.
juanantonio.mendoza@bbva.com

Esta es una colaboración  para  la columna "Consejos de Familia" de El Economista . Consulta también la nota aquí