¿Qué son las metas financieras?
Las metas financieras son los objetivos personales que tengas de ahorro, inversión o gastos y que esperas alcanzar durante un período de tiempo determinado. La etapa de la vida en la que te encuentres generalmente determina qué tipo de objetivos personales y profesionales quieres alcanzar.
Por ejemplo, si recién egresaste de la universidad, puede ser que tengas como meta a corto plazo ahorrar para pagar un auto nuevo o para algo más desafiante como tener el dinero que se requiere para casarte. Por otro lado, si eres una persona que tiene una familia, tendrás el objetivo de pasar de alquilar una casa a ser el propietario de una.
Más a largo plazo quizás quieras tener suficiente dinero para la educación universitaria de tus hijos o ahorrar para tu propia jubilación. Como ves, tus objetivos personales y profesionales dependen de ti y de lo que estés viviendo, por lo que puedes tener cuantas metas quieras, siempre y cuando tengas una fecha en específico para cumplirlas.
¿Por qué debes establecer metas financieras?
Alcanzar metas financieras te mantiene enfocado y evita que gastes tu dinero sin un propósito. Además, establecer estos objetivos a corto, mediano y largo plazo es un paso importante hacia la seguridad monetaria en el futuro.
La planificación financiera te brinda la oportunidad de revisar formalmente tus metas al término de cada mes y año, actualizarlas y revisar tu progreso desde el último punto de control.
Por otra parte, muchas de las metas no las podrías conseguir a tiempo si no consigues el financiamiento que necesitas, por lo que el acceso al crédito es clave para acercarte a estos proyectos.
¿Cómo alcanzar tus metas financieras?
La mejor manera de alcanzar metas financieras es realizando un plan que te permita priorizar tus objetivos.
Luego, cuando los examines y revises los tiempos en los que requieres conseguirlos, descubrirás que algunas metas requieren de un mayor plazo para poder alcanzarlas, mientras que otras pueden resolverse de inmediato. De esta forma, los objetivos se pueden dividir en tres categorías de tiempo:
- Metas a corto plazo. Por lo general tardan menos de un año en alcanzarse. Los ejemplos pueden incluir tomarse unas vacaciones, ahorrar para un enganche, comprar un refrigerador nuevo o pagar una deuda específica. En este caso no requieres de un financiamiento para lograrlas, pero sí de disciplina.
- Metas a mediano plazo. Este tipo de objetivos personales no se pueden lograr de inmediato, pero tampoco te debería llevar muchos años alcanzarlos. Los ejemplos pueden incluir un nuevo automóvil, la compra de una casa o poner en marcha una empresa. Las metas a mediano plazo pueden conseguirse con la ayuda de un financiamiento, por lo que no tienes que esperar mucho tiempo para lograrlas. Además, es importante considerar que requieres tener metas de corto plazo enfocadas en conseguir las de un plazo medio; por ejemplo, para una hipoteca necesitas ahorrar el dinero del enganche.
- Metas a largo plazo. Este tipo de objetivos pueden tardar varios años en materializarse y requieren compromisos más prolongados. En estas metas puedes incluir comprar una segunda propiedad o ahorrar para una buena jubilación. El financiamiento también podrá ayudarte, siempre y cuando cuentes con la capacidad de pago necesaria.
El proceso de establecimiento de metas implica decidir cuáles objetivos personales y profesionales pretendes alcanzar de forma que puedas estimar la cantidad de dinero necesaria, los hitos previos deben ocurrir, los recursos que necesitas y el plazo que tardarás.
Piensa en todo lo que podría ayudarte a avanzar en el camino: incluye ahorrar, recortar gastos y ganar dinero extra, así como buscar las mejores instituciones de crédito con las que puedas obtener un financiamiento adecuado.
Prioriza tus acciones teniendo en mente alcanzar tus metas financieras. Después de lograr algunos de los objetivos más fáciles y que hayas ganado confianza en la toma de decisiones, tendrás la motivación necesaria para seguir con los retos más difíciles y que requieren de más tiempo.