A propósito de las políticas energéticas…

En Europa, el gas, el petróleo y la electricidad (que paga impuestos de emisiones) han sido protagonistas  en la reciente subida de precios.  

Estos movimientos geopolíticos por supuesto son impredecibles tal como lo fue el vórtice polar que paralizó Texas a inicios de 2021 y que disminuyó drásticamente las exportaciones de gas hacia nuestro país poniendo en entredicho el suministro eléctrico en varias zonas. Pareciera evidente que la inversión en infraestructura energética es más necesaria que nunca. 

Con respecto a este tema, en México, la reforma eléctrica que proponía la actual administración no alcanzó los votos necesarios en la cámara baja para ser aprobada. Entre otras cosas la propuesta contemplaba modificaciones a la Ley de 2013 al priorizar a la Comisión Federal de Electricidad para que esta pudiera vender la totalidad de la energía que produce, asegurándole una cuota de mercado de al menos 54%. Dentro de las enmiendas también se planteaba la eliminación de los Certificados de Energías Limpias y la absorción de algunos órganos como la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía por parte de CFE.  

Claramente este intento suponía un camino muy distinto al fijado a inicios de la década pasada. De haberse aprobado, se estaría ante una consolidación total de CFE que le hubiera convertido en el principal jugador y regulador del mercado eléctrico. Más allá de las previsibles disputas legales que esto hubiera supuesto, la cuestión es ¿Qué tan bien posicionados está el país en términos de infraestructura eléctrica? 

El sistema eléctrico nacional es uno de los más grandes del mundo en su tipo al estar interconectado casi en su totalidad, las plantas hidroeléctricas, de ciclo combinado y geotérmicas son sus principales fuentes de energía. El sector de generación se abrió a la inversión en 1990 y en 2013 se estableció como un mercado dejando atrás el monopolio que ostentaba CFE hasta ese momento. Actualmente la distribución y la planeación están a cargo de CFE y de la Secretaría de Energía respectivamente. 

Una de las novedades de los cambios de 2013 fue la posibilidad de que empresas pudieran participar en la generación de energías renovables. De acuerdo con datos del Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) a finales de 2020 cerca del 50% de la energía limpia que se consumió derivó de compañías del sector privado que producen energía eólica y solar casi en partes iguales.  

Este aumento cobra sentido observando el reporte 2020 de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) el cual dio a conocer que los costos de producción de las principales energías alternativas, en la mayoría de los casos, eran más bajos que los de las plantas de combustión. CFE, que se había mantenido al margen en este tipo de inversiones, anunció en 2021 la construcción del complejo solar más grande del país en Puerto Peñasco, Sonora. A pesar de las dificultades técnicas identificadas por los expertos, este proyecto abre la interrogante de si el Gobierno Mexicano estaría cambiando de perspectiva. El mundo está volteando a ver otras opciones como la energía renovable y finalmente, sería muy complicado ir en contra de la tendencia generalizada del mercado.

Obed Isaí Rafael Martínez
VP I&C Sales - BBVA Asset Management
obedisai.rafael@bbva.com